Novena Séptimo día

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Día: 1 / 2 / 3 / 4 / 5 / 6 / 7 / 8 / 9

Habla JESÚS:

«Hoy, tráeme a las almas que especialmente veneran y glorifican mi Misericordia y sumérgelas en mi Misericordia. Estas almas compartieron sufrimientos de mi Pasión y penetraron en mi Espíritu más profundamente que ninguna otra. Son vivo reflejo de mi compasivo Corazón y brillarán con esplendor especial en la vida futura. Ninguna de ellas sufrirá el tormento del fuego del infierno, porque las defenderé con particular empeño a la hora de la muerte».

Misericordiosísimo Jesús, cuyo Corazón es el Amor mismo, acoge en el seno de tu Piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que de una manera especial alaban y honran la grandeza de tu Misericordia. Dótalas con el poder de Dios y en medio de las dificultades y aflicciones, haz que sigan adelante, confiadas en tu Misericordia; y unidas a Ti, Oh Jesús, carguen sobre sus hombros el peso de toda la Humanidad; y por ello no serán juzgadas con severidad, sino que tu Misericordia las protegerá especialmente cuando llegue la hora de la muerte.

El alma que ensalza la bondad de su Señor
es por Él particularmente amada.
Está siempre al lado de la fuente viva
y saca gracias de la Divina Misericordia

Padre Eterno, vuelve tu mirada hacia las almas que alaban y honran tu supremo atributo, la Misericordia infinita, y que están protegidas dentro del muy compasivo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están rebosantes de obras de Misericordia, y sus corazones, desbordantes de alegría, entonan cánticos de alabanza a Ti, Altísimo Señor, exaltando tu Misericordia. Te lo suplico Señor, muéstralas tu Misericordia, de acuerdo con la esperanza y confianza que en Ti depositan. Que se cumpla en ellas la promesa hecha por Jesús: «A las almas que veneren mi infinita Misericordia, las protegeré durante toda su vida, como a mi propia Gloria, y muy especialmente en la hora de la muerte» AMÉN» (III,62-63).

SE RECITA LA CORONILLA DE LA MISERICORDIA